A sus 21 años, Antonio Revidiego Georgieva, más conocido como Portix, está ganándose un nombre en el mundo del arte. Nacido en Mallorca y ahora establecido en Londres, tiene un estilo de arte urbano atrevido que no pasa desapercibido.
Portix no siguió el camino convencional. Dejó la Universidad de Cambridge para dedicarse por completo a su arte, y ha sido una decisión totalmente acertada. Ya ha colaborado con artistas musicales como Saiko y Rvfv, y sus obras se han exhibido en distintos rincones del mundo, desde Hong Kong hasta España.
Lo que le hace destacar es su enfoque único en cada pieza. Para él, cada cuadro es como un lanzamiento exclusivo. Quiere que la gente sienta la emoción, que se mantenga expectante y siempre con ganas de más.

Gran parte de su inspiración viene de la cultura del Reino Unido. Admira a figuras como Central Cee, Dave, Banksy y Slawn, quienes le han demostrado lo que los jóvenes creativos pueden conseguir en esta industria. Portix está dejando su propia marca en este camino.
Preguntamos a Portix sobre su proceso creativo, en palabras del artista: «Me preguntan mucho de dónde saco mi inspiración, y la verdad es que casi nunca me inspiro en nada especial. Simplemente creo lo que se me ocurre en el momento, lo que fluye sin planear demasiado. Escucho mucho UK Rap y música española, y tal vez de ahí salga algo de mi arte o del estilo que transmito, aunque no siempre lo pienso tanto… quién sabe. Al final, creo que todo está conectado, desde lo que escucho hasta cómo lo interpreto en mis proyectos.
Cuando empiezo a crear una obra, siempre me aseguro de entrar en un flow state, porque si no, no sale nada chulo ni auténtico. Para mí, es súper importante que todo el proyecto tenga sentido, tanto para mí como para el público, desde los pequeños detalles del arte hasta cómo lo voy a presentar o promocionar. Todo tiene que estar alineado y transmitir algo real. Diría que todo el proceso puede llegar a ser bastante estresante, porque hay mil cosas que ajustar y cuidar, pero cuando lo veo todo encajar al final, merece totalmente la pena.»


